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¿Porqué mi hijo no puede compartir?
¿Porqué mi hijo no puede compartir?
Un tema que suele preocupar a los padres de manera recurrente está vinculado a que sus hijos no pueden ser generosos con los demás.
Habitualmente escuchamos decir: “no puede compartir, no sabemos donde lo aprende, en casa no somos así” o “¿será que se está copiando de algún otro nene?”
Tironeos y forcejeos son algunas de las conductas que comienzan a aparecer cuando el objeto deseado no puede ser compartido o adquirido, en ocasiones la palabra acompaña la actitud: “Mío, mío, mío…”
Pero….¿Es normal que esto ocurra?
A los 2 años los chicos están atravesando por una etapa absolutamente EGOCÉNTRICA, esto quiere decir que todo lo ven desde su punto de vista, quedan centrados en su propio deseo, no hay registro del otro en función a otros intereses y necesidades, es él y solo él….lo que comúnmente se dice “El ombligo del mundo”.
Si bien esto es cierto y prácticamente todos los niños dentro de esa edad atraviesan por esa etapa, es necesario acompañarlos, colaborar y ayudarlos para que logren incorporar nuevas estrategias y herramientas que le faciliten vincularse con los otros pudiendo compartir no solo los objetos sino también su juego.
Éste es un proceso no menor que lleva su tiempo ya que estamos hablando de comenzar a registrar al otro, pensarlo como alguien diferente y distinto, pudiendo respetarlo como tal e ir incorporándolo a su vida.
El mismo comenzará a elegir que desea compartir y que no, así comenzará a asimilar los valores de intercambio.
Nuestro rol es fundamental, tenemos el compromiso y la responsabilidad de explicarles porque no están bien determinadas conductas.
De que forma podemos ayudar….
En ocasiones adelantar y establecer algunas normas generales serán de utilidad, por ejemplo si se encuentra en el jardín explicarle que los juguetes son de todos y no suyos nada más. Poco a poco lo irá comprendiendo, lo mismo con situaciones familiares.
Es importante que cuando logre compartir algo ese objeto le sea devuelto para no generar un sentimiento de pérdida que impida volver a intentarlo, por ello los adultos deben estar atentos.
Seguramente habrá cosas que no desee prestar, debemos respetarlo ya que de esa forma generará autonomía e independencia para realizar sus propias elecciones.
Es valioso aunar criterios y ser perseverantes no solo en el núcleo familiar (padre/madre) sino en su entorno más cercano, incluyendo la elección de una institución para su escolarización.
Debemos ser pacientes ante las frustraciones y dificultades, esto hará posible transitar hacia el cambio.
Reforzar las conductas positivas genera una mayor autoestima que será de gran beneficio para ellos.
Es importante tener en claro cuales serán los límites que les pondremos, que éstos sirvan de contención enmarcando la situación. Nunca deben estar asociados a la falta de afecto, ellos tiene que saber que nuestro amor es incondicional.
Comenzar a realizar actividades que lo socialicen con otros niños puede ser absolutamente enriquecedor.
Para finalizar
Nuestra tarea como padres y educadores consiste en ir haciendo posible que ellos incorporen esos valores, los internalicen, es por eso que nuestro modelo y nuestras intervenciones serán de un rol sumamente importante a futuro.
Nuestro papel y presencia es indispensable para acompañarlos en ésta etapa del crecimiento.
Miriam Goldstein
Prof.Nivel Inicial
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