Como padres en la medida que nuestros hijos van
creciendo queremos que logren integrase e incorporarse a un medio social que
los favorezca, es por eso que nos ocupamos de encontrar actividades
alternativas tales como talleres, grupos de juego, jardines de infantes…para que
comiencen a rodearse de pares sumando y compartiendo otros vínculos fuera del
entorno familiar y de la vida adulta que los rodea en lo cotidiano.
Sabemos la importancia que tiene la amistad y
comenzamos a transitar junto a ellos un camino que será fundamental en sus
vidas…
Los vínculos afectivos son constitutivos en el
desarrollo general de una persona, emocional, social e intelectualmente. Por
medio de estas relaciones los niños lograran desenvolverse con una mayor
independencia en función a su entorno familiar y se verán beneficiados en su
autoestima.
Las amistades generan contención y seguridad, el
ámbito afectivo favorece para que logren adquirir mayor confianza en sí mismos,
aprendan a comunicarse, a compartir, a encontrar soluciones, a confrontar, a
cooperar, entre otros.
A través de dichas relaciones y en ese intercambio
permanente los niños van descubriendo sus emociones como así también las de sus
pares, esto los llevará a empatizar aunque en ocasiones a discernir intentando
encontrar diversas alternativas para llegar a buen puerto.
En la medida que van creciendo, los chicos pasan por
diferentes momentos evolutivos y lo que refiere a sus vínculos no se encuentra
ajeno a ello. Es por eso que la amistad pasa por distintas etapas o estadios
hasta lograr a futuro una estabilidad en función al más amplio de los
sentidos…“Sus valores”: lealtad, confianza, reciprocidad y sinceridad.
Como verán hasta aquí, todo lo relacionado a las
amistades será absolutamente enriquecedor para ellos.
Ahora bien, frente a esto deberíamos realizarnos una
pregunta…
¿Qué pasa cuando nuestros hijos quedan pegados y
vinculados a una sola relación? ¿Será tan productivo? ¿Es esto posible de
desarticular?
Muchas veces observamos que no existe un intercambio
fluido con diferentes miembros o participantes de un grupo, notamos que ciertas
relaciones se vuelven cerradas y algo esteriotipadas en el sentido de las
elecciones.
Los niños al igual que los adultos se vinculan por
medio de sus intereses o similitudes en función a sus gustos, elecciones, etc, generalmente
tenemos y tienen mayor afinidad con unos que con otros y eso no está para nada
mal.
Pero la idea es justamente que en medio de esta
compleja red social puedan generar diferentes momentos de intercambio con
distintos miembros de un grupo para que se enriquezcan y no que queden
“pegados” a situaciones similares permanentemente que los limite o inhiban.
Muchas veces notamos amistades que generan ciertos
estados de dependencia, en la medida que logramos visualizar esto debemos ser
cautelosos y estar atentos…
Según Erich Fromm: “Las relaciones se vuelven simbióticas cuando uno
absorbe al otro de manera que no pueden desarrollar completamente sus
personalidades por sí mismos”
Partiendo
de esa premisa debemos tener en cuenta que una cosa es tener un mejor o buen
amigo y otra diferente es “pegotearse” limitando así las propias posibilidades
de desarrollo de personalidad y/o crecimiento personales.
Sin
duda hay relaciones de cercanía que son
de bienestar, necesarias, nos sostienen y acompañan, otras en cambio producen
efectos contrarios ya que nos someten, nos aíslan y nos generan dependencia
impidiendo así nuestro propio desarrollo.
Lo
mismo ocurre con los niños en la primera infancia.
¿Como
darnos cuenta?
Ellos
se relacionan a través del juego o de los objetos de manera espontánea pero
ocasionalmente pueden quedar sujetos a un solo amigo, esto les impedirá relacionarse
con otros aparejando conflictos entre compañeros y su grupo de pertenencia.
Esta
dualidad no siempre es bien aceptada por el resto ya que muchas veces se hace
impenetrable la admisión de un tercero o la inclusión de otros al momento de
jugar o de realizar diferentes tareas…
Una
manera de darnos cuenta fácilmente dentro del ámbito escolar es al observarlos
jugar, si sus relaciones se alternan o siempre está con la misma compañía,
frente a la ausencia de uno de ellos suelen sentirse limitados, quedando
relegados sin saber que hacer o con la imposibilidad de relacionarse con otros.
Otra de las situaciones mas frecuentes son los conflictos por no aceptar estar
separados por ejemplo sentarse en lugares diferentes, pertenecer a distintos
equipos, como así también se vuelve intolerante la elección de otro amigo para
desarrollar una actividad, esto puede ser causante de llantos y/o enojos.
Estas
relaciones a veces se dan de manera recíproca otras veces en cambio no, con lo
cual allí aparecen otras dificultades que tienen que ver con la aceptación a no
ser elegido permanentemente, que éste amigo especial pueda incluir a otros
miembros del grupo también termina siendo causal de discordias y de bajos
niveles de tolerancia.
Como
padres, desde casa, podemos estar atentos y aguzar la mirada. A tener en cuenta
algunos tips:
-Siempre
quieren realizar planes con el mismo amigo/a
-No
logran abrir sus vínculos
-No
aceptan invitaciones de otros miembros de su grupo de pertenencia
-En
otros ámbitos y con otros niños no suelen vincularse con espontaneidad y
facilidad
-Les
cuesta realizar elecciones por Motus propio, eligen siempre lo que quiere o
hace su amigo/a, lo utilizan de referente continuamente
-Se
sienten mas afectados por lo que le sucede a su compañero que por lo propio
¿Se
puede desarticular? ¿Cómo podemos ayudar?
Debemos
ser muy cuidadosos, la intervención que realicemos tendrá que tener nuestra
intencionalidad de colaborar con
nuestros hijos sin que esto se vuelva en contra y potencie la situación.
Generar tironeo y forcejeos en función al propio deseo de revertir rápidamente
la situación solo hará que nos atraviese la ansiedad sin poder actuar
adecuadamente. Debemos como adultos ampliar nuestros propios niveles de
tolerancia ya que el proceso no es inmediato sino por el contrario.
Lo
ideal sería realizar movimientos paulatinos que comiencen a descomprimir la
situación de manera gradual. Les brindamos algunas alternativas para que puedan
implementar:
-Generar
nuevos espacios de juego para que logre ampliar y estrechar su vínculo con
otros
-Intentar
que sus planes no giren siempre en torno a la misma relación brindando otras
posibilidades u alternativas
-Realizar
planes donde se puedan incluir otros pares
-Fomentar
actividades en equipo
Pensemos
y tengamos en cuenta que con las relaciones vinculares en general y en este
caso haciendo referencia a la amistad lo relevante es no perder de vista la
importancia de la individualidad con todo lo que ello implica y la autenticidad
personal.
Lo
mejor que podemos hacer como padres es mostrarles a nuestros hijos lo valioso
que es ser uno mismo.
Miriam
Goldstein
Prof.
de Nivel Inicial
Agrupate