jueves, 17 de noviembre de 2016

Disfraces....#Superhéroes #Princesas

Muchas veces nos preguntamos porque existe la necesidad en los chicos de disfrazarse de Superhéroes y Princesas.

Para dar respuesta a esta pregunta en principio debemos realizar un análisis y una diferenciación interesante ya que es común observar dentro de la primera infancia que los niños se transformen en animales,  padres, bebes, abuelos, doctores y otros tantos personajes para caracterizarlos en el desarrollo de su juego. 
¿Por qué sucede esto?
En realidad esto ocurre porque el juego es el motor vital en sus vidas para vivenciar diferentes situaciones desde distintos lugares, puntos de vista y roles. En este sentido podemos pensar que el disfraz ayuda al pequeño a desarrollar ciertas áreas de una forma fácil, lúdica y casi inconsciente. Es el medio que utilizan para favorecer el juego simbólico, la creatividad y la imaginación.
Cuando esto ocurre, nadie se pregunta porque lo hacen, no existen cuestionamientos y se toma como algo absolutamente natural estimulando el juego para que logren enriquecerlo.
Sin embargo cuando aparece el momento donde ese juego se transforma y el deseo está puesto en los Superhéroes y las Princesas, empieza de manera paralela una situación que atemoriza a los padres y hace que se  pregunten entre otros: si está bien o no, si los dejan o mejor desvirtúan su atención, si es necesario crear nuevos espacios con otros estímulos, hasta cuando seguirá ocurriendo, etc
Si bien es cierto que actualmente los medios de comunicación y  publicitarios tienen llegada a los chicos en cuestiones de marketing generando una impronta no solo consumista sino también esteriotipada en modelos y referentes, debemos entender que los disfraces de Superhéroes y Princesas forman parte de una necesidad en ciertas etapas evolutivas de los chicos y las mismas están vinculadas a momentos de crecimiento.
No todos disfrutan utilizando disfraces ni eligiendo estos modelos pero si esto ocurre (generalmente alrededor de los 4 años) no habría porque preocuparse ya que estaría dentro de los parámetros esperados para la edad. Podríamos decir que esa impronta forma parte de un mundo mágico y de fantasías donde logran ampliar su imaginación estimulando la curiosidad. Por otro lado el uso de este tipo de disfraces les brinda confianza, y los anima a otras cosas pudiendo romper  diferentes barreras por ej: con padres, adultos, pares…
Es importante destacar que los disfraces muchas veces son utilizados como recurso para que los chicos logren vencer  barreras relacionadas a lo vincular como así también a sus sentimientos (timidez, temores, miedos, etc…) Pueden con esta técnica ponerse en el lugar del otro y entender mejor el mundo que los rodea.
Cada chico por algún motivo especial realiza la elección de un personaje, toma alguna característica o “poder” que en ocasiones fusiona con otros dándole un sello personal. Con sus acciones y en ese “convertirse” o “transformarse” puede arriesgarse e intentar hacer cosas nuevas a modo de grandes desafíos: trepar, correr, saltar, defenderse, vencer temores, entre otros. A través del juego y el disfraz logran asimilar diferentes experiencias.
 Podríamos preguntarnos ¿Qué ponen en juego los chicos frente a cada elección?
Son muchas las variables a tener en cuenta, no debemos dejar de lado el contexto y la personalidad de cada uno pero en líneas generales podemos decir que tras un disfraz pueden sentirse “Poderosos” frente a las situaciones lógicas de dependencia vividas.
Por otro lado logran sentirse fuertes frente a una lucha interna entre sus impulsos traviesos y obedecer a los adultos responsables (los buenos vencen a los malvados). En este sentido el niño se libera, se descarta de sus malos impulsos y ganan las buenas intenciones adquiriendo mayor autocontrol al canalizar esas energías a través del juego de una forma positiva evitando el enojo de los mayores.
Debemos entender que ellos transitan entre la fantasía y la realidad, este tipo de juegos les permite dar rienda suelta a su imaginación, lo importante en estos casos es evaluar el sentido de la realidad, es decir que no queden centrados permanentemente del lado de la fantasía.
Nuestra responsabilidad como padres es no perder de vista que logren conectar además con otros juegos, elementos, juguetes, amigos, estímulos, etc, que existen a su alrededor para sumar a sus elecciones.
Para eso debemos estar atentos, observar e intervenir en la medida de lo necesario, pudiendo realizar aportes que contrarresten buscando un mayor sentido de la realidad en  ese ida y vuelta que nos brindan los chicos dentro del enmarque lúdico.
Si frente a la observación notamos que quedan fijados en un  rol sin poder correrse del mismo, que siempre eligen el mismo disfraz,  habría que hacer una lectura mas profunda e indagar el  porque, para ello será necesario recurrir al profesional correspondiente.
Para concluir, es importante tener en cuenta que los poderes delegados o apropiados en el juego, son del juego, una vez que el mismo finaliza todo debe volver a tener sentido de realidad para que no genere confusión, pensemos que el enmarque finalmente lo realiza el adulto, quien es su referente.
Si bien es cierto que los Superhéroes no existen y que la Princesas con la impronta que al menos describen los dibujos animados tampoco, dejar que ese juego fluya, que pueda quedar librado a la fantasía e imaginación permitiéndolo como algo natural y espontáneo será mucho más liberador en la vida de nuestros hijos.
Acompañemos cada etapa de su crecimiento intentando entender por las situaciones que transitan, acercarnos a ellos en un vínculo de contención y afecto, facilitando la construcción de lo más preciado, la confianza.
Miriam Goldstein
Directora Agrupate


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