domingo, 24 de agosto de 2014

El Miedo a la Oscuridad

Nota
Cosa de Chicos
En la primera infancia es común escuchar decir a los padres que sus hijos suelen temerle a la oscuridad. En ocasiones muchos manifiestan que niños que han dormido perfectamente sin luz de bebes a partir de los 2 o 3 años no quieren hacerlo.
¿Es habitual que esto suceda? ¿Cuáles podrían ser las causas?
A partir de los 2 años los chicos comienzan a generar una mayor independencia pero conjuntamente con ello también empiezan a transitar un camino donde el nivel de conciencia es mayor pudiendo identificarse mas de los adultos, entendiendo que ellos pueden irse independientemente de su persona. A su vez se amplía su nivel de imaginación y fantasía que continuará desarrollándose en los años venideros.
Podemos decir que los miedos y en especial el temor a la oscuridad son absolutamente evolutivos y en algunos casos se pone de manifiesto con más fervor que en otros.
Puede aparecer a partir de los 2 años aproximadamente haciendo una curvatura mayor a los 4 y mermando hacia los 8 o 9 años.
El temor a la oscuridad puede asociarse a diferentes miedos tales como la separación, seres imaginarios, la soledad….esto puede traer aparejado dificultades en el sueño.
Cuando un chico siente miedo es probable que no quiera ir a dormir y en esos momentos a los papas se les pone difícil acompañarlos y tener en ocasiones algunas alternativas posibles para transitar esta etapa con más naturalidad.
Otras veces en cambio son las pesadillas las que hacen que se despierten, en esos casos será necesario quedarse un rato con ellos, contenerlos, calmarlos y hablarles hasta que se sientan nuevamente tranquilos.
Lo importante es poder tener un registro de lo que está sucediendo y lograr detectar si el temor a la oscuridad es real al momento de apagar la luz e irse a dormir o simplemente se vincula a no querer hacerlo, cosa que puede llegar a ocurrir a esa edad ya que al estar descubriendo el mundo que los rodea, resulta mucho mas atractivo permanecer despiertos para jugar, rodearse de otros y compartir que ir a dormir.
La mayoría de los niños superan el temor con el paso del tiempo y cada uno a su vez se sentirá seguro con diferentes alternativas.
¿Cómo ayudarlos y/o acompañarlos?
Una de las forma para poder elaborar estas situaciones es a través del juego.
Los padres deben saber que el juego en la infancia es el instrumento fundamental que posee un chico para experimentar situaciones de la vida cotidiana, de la realidad y que a través del mismo logran realizar vivencias desde distintos puntos de vista pudiendo así entender mucho mas lo que sucede a su alrededor.
Otra de las formas podría ser utilizando la lectura de libros-cuentos o historias, donde el personaje principal vivencie las mismas situaciones de temores, inseguridades, etc, de esta forma el niño se sentirá identificado con el protagonista e ira haciendo diferentes asociaciones que lo aliviarán…los padres tendrán mayores recursos para generar explicaciones al respecto. Con los mas grandes siendo ese el disparador se podrá abrir además un diálogo por medio de preguntas que lo ayuden a liberar y entender un poco mas sobre sus propias emociones y sensaciones al respecto.
Volviendo al juego se preguntarán ¿cuales serán los adecuados?
Uno de los más comunes para este caso es el juego de “Las Escondidas”
Podemos comenzar jugando con telas donde sean unos y luego otros los que se oculten por tiempos breves como el tan conocido “acá está” que también se puede realizar con las manos. Lo que hay que tener en cuenta cuando uno se inicia con dicha actividad es que en un principio sea el adulto quien se cubra para manejar los tiempos y a su vez el niño primero pueda observar para pasar en una segunda instancia a ser partícipe directo.
La idea es ir complejizando este mismo juego de manera gradual, se puede utilizar cartones para cubrir la cara o cajas grandes para esconderse adentro, luego diferentes espacios de la casa como así también muebles, por ejemplo atrás de una silla o debajo de un sillón…la luz también  puede ir cobrando variaciones de intensa a tenue. Al finalizar el juego siempre deberá estar la aparición cuidadosa de quienes le brindan seguridad, afecto y confianza. Paulatinamente podrán desplazarse por los dormitorios jugando libremente con o sin luz. Lo que hay que tener en cuenta como algo primordial es el momento de la “aparición” es que la misma debe ser cuidadosa, relajada, porque la idea es afianzarlos para brindarles mayor seguridad y no asustarlos.
¿Qué pasa cuando lo chicos se despiertan en la noche con llantos y gritos?
En ocasiones los chicos suelen despertarse con llantos, gritos, angustia y manifestando miedo, se los observa sentados en la cama con expresión de susto y frente al intento de sus padres por despertarlos o consolarlos no lo logran….cuando pueden hacerlo se muestran confusos y desorientados por algunos minutos. Estos son los llamados “Terrores Nocturnos” que pueden aparecer alrededor de los 4 años y suelen desaparecer por si solos a los 12 años o en la adolescencia.
A diferencia de estos terrores encontramos también lo que llamamos “Pesadillas” que son sueños que los inquieta, generalmente giran en torno a su seguridad o supervivencia, se sienten acosados y atacados.
Estas pesadillas son comunes en la infancia dentro de los 3 a 6 años, se vinculan con nuevas situaciones vividas en el transcurso del día que les han resultado difíciles o les han generado temor, se relacionan con sentimientos de inseguridad, preocupaciones, ansiedades….Por ejemplo: sucesos traumáticos, violentos, dolorosos, agresivos que podrían ocasionarles un mayor nivel de estrés.
Otro factor a tener en cuenta son los dolores o malestares como así también los programas televisivos violentos.
Los chicos de corta edad al no diferenciar los sueños de la realidad suelen alterarse mas, esto va cediendo en la medida que crecen y logran entender e identificarlos como tales.
Lo ideal en esos momentos sería contenerlos, hacerles compañía, tranquilizarlos y distraerlos, llevarlos a la calma para que puedan conciliar nuevamente el sueño. Luego durante el día dialogar sobre lo sucedido para indagar si algo vivido los ha inquietado, para que paulatinamente logren identificar que les pasó y a futuro puedan enfrentarlo con naturalidad sintiéndose seguros de si mismos.
Es importante sostener una rutina antes de dormir, eso les brinda un marco contenedor. Adelantarles que se acerca la hora del sueño, que vayan terminando de hacer lo que están haciendo y darles ese tiempo de cierre con alguna actividad tranquila es fundamental para que todo se vaya acomodando en calma y no se realice de manera abrupta.
Ponerles el pijama, si es necesario, brindarles un baño antes (es un buen relax y en muchos casos ayuda), acostarlos, leerles un libro (la elección del mismo es trascendental para que no se sientan luego acosados en el sueño), cantarles y despedirse con un  beso apagando la luz o bien dejando una pequeña lámpara encendida.
Para tener en cuenta….
Lo relevante para acompañarlos en esta etapa sería:
- Evitar que se exciten antes de acostarse tanto física como mentalmente, intentar que se encuentren lo más relajados posible.
-Que logre descansar las horas necesarias y suficientes.
-Reafianzar las rutinas antes de ir a dormir para que las mismas le brinden seguridad y confianza.
-Intentar que el niño no duerma en la cama con Uds. Acompañarlo para que se sienta cuidado, seguro y contenido en su propio espacio.
-Hablar con ellos antes de despedirse garantizando que todo va a estar bien y que no hay nada de que temer.
-Conversar durante el día sobre el tema para obtener información, saber y entender cuales son sus temores, miedos y en torno a que giran sus sueños.
Por último…
Enseñarles a combatir sus temores es un gran desafío pero podemos acompañarlos e indicarles el camino, para que aprendan a manejarlos despojándose de ellos generando así un mayor bienestar.
Miriam Goldstein
Prof. de Nivel Inicial



No hay comentarios:

Publicar un comentario