Cosa de
Chicos
En la primera infancia es común escuchar decir a los
padres que sus hijos suelen temerle a la oscuridad. En ocasiones muchos
manifiestan que niños que han dormido perfectamente sin luz de bebes a partir
de los 2 o 3 años no quieren hacerlo.
¿Es habitual que esto suceda? ¿Cuáles podrían ser
las causas?
A partir de los 2 años los chicos comienzan a
generar una mayor independencia pero conjuntamente con ello también empiezan a
transitar un camino donde el nivel de conciencia es mayor pudiendo
identificarse mas de los adultos, entendiendo que ellos pueden irse
independientemente de su persona. A su vez se amplía su nivel de imaginación y
fantasía que continuará desarrollándose en los años venideros.
Podemos decir que los miedos y en especial el temor
a la oscuridad son absolutamente evolutivos y en algunos casos se pone de
manifiesto con más fervor que en otros.
Puede aparecer a partir de los 2 años aproximadamente
haciendo una curvatura mayor a los 4 y mermando hacia los 8 o 9 años.
El temor a la oscuridad puede asociarse a diferentes
miedos tales como la separación, seres imaginarios, la soledad….esto puede
traer aparejado dificultades en el sueño.
Cuando un chico siente miedo es probable que no quiera
ir a dormir y en esos momentos a los papas se les pone difícil acompañarlos y
tener en ocasiones algunas alternativas posibles para transitar esta etapa con
más naturalidad.
Otras veces en cambio son las pesadillas las que
hacen que se despierten, en esos casos será necesario quedarse un rato con
ellos, contenerlos, calmarlos y hablarles hasta que se sientan nuevamente
tranquilos.
Lo importante es poder tener un registro de lo que
está sucediendo y lograr detectar si el temor a la oscuridad es real al momento
de apagar la luz e irse a dormir o simplemente se vincula a no querer hacerlo,
cosa que puede llegar a ocurrir a esa edad ya que al estar descubriendo el
mundo que los rodea, resulta mucho mas atractivo permanecer despiertos para
jugar, rodearse de otros y compartir que ir a dormir.
La mayoría de los niños superan el temor con el paso
del tiempo y cada uno a su vez se sentirá seguro con diferentes alternativas.
¿Cómo ayudarlos y/o acompañarlos?
Una de las forma para poder elaborar estas situaciones
es a través del juego.
Los padres deben saber que el juego en la infancia
es el instrumento fundamental que posee un chico para experimentar situaciones
de la vida cotidiana, de la realidad y que a través del mismo logran realizar
vivencias desde distintos puntos de vista pudiendo así entender mucho mas lo
que sucede a su alrededor.
Otra de las formas podría ser utilizando la lectura
de libros-cuentos o historias, donde el personaje principal vivencie las mismas
situaciones de temores, inseguridades, etc, de esta forma el niño se sentirá
identificado con el protagonista e ira haciendo diferentes asociaciones que lo
aliviarán…los padres tendrán mayores recursos para generar explicaciones al
respecto. Con los mas grandes siendo ese el disparador se podrá abrir además un
diálogo por medio de preguntas que lo ayuden a liberar y entender un poco mas
sobre sus propias emociones y sensaciones al respecto.
Volviendo al juego se preguntarán ¿cuales serán los
adecuados?
Uno de los más comunes para este caso es el juego de
“Las Escondidas”
Podemos comenzar jugando con telas donde sean unos y
luego otros los que se oculten por tiempos breves como el tan conocido “acá
está” que también se puede realizar con las manos. Lo que hay que tener en
cuenta cuando uno se inicia con dicha actividad es que en un principio sea el
adulto quien se cubra para manejar los tiempos y a su vez el niño primero pueda
observar para pasar en una segunda instancia a ser partícipe directo.
La idea es ir complejizando este mismo juego de
manera gradual, se puede utilizar cartones para cubrir la cara o cajas grandes
para esconderse adentro, luego diferentes espacios de la casa como así también
muebles, por ejemplo atrás de una silla o debajo de un sillón…la luz
también puede ir cobrando variaciones de
intensa a tenue. Al finalizar el juego siempre deberá estar la aparición
cuidadosa de quienes le brindan seguridad, afecto y confianza. Paulatinamente
podrán desplazarse por los dormitorios jugando libremente con o sin luz. Lo que
hay que tener en cuenta como algo primordial es el momento de la “aparición” es
que la misma debe ser cuidadosa, relajada, porque la idea es afianzarlos para
brindarles mayor seguridad y no asustarlos.
¿Qué pasa cuando lo chicos se despiertan en la noche
con llantos y gritos?
En ocasiones los chicos suelen despertarse con
llantos, gritos, angustia y manifestando miedo, se los observa sentados en la
cama con expresión de susto y frente al intento de sus padres por despertarlos
o consolarlos no lo logran….cuando pueden hacerlo se muestran confusos y
desorientados por algunos minutos. Estos son los llamados “Terrores Nocturnos”
que pueden aparecer alrededor de los 4 años y suelen desaparecer por si solos a
los 12 años o en la adolescencia.
A diferencia de estos terrores encontramos también
lo que llamamos “Pesadillas” que son sueños que los inquieta, generalmente giran
en torno a su seguridad o supervivencia, se sienten acosados y atacados.
Estas pesadillas son comunes en la infancia dentro
de los 3 a
6 años, se vinculan con nuevas situaciones vividas en el transcurso del día que
les han resultado difíciles o les han generado temor, se relacionan con
sentimientos de inseguridad, preocupaciones, ansiedades….Por ejemplo: sucesos
traumáticos, violentos, dolorosos, agresivos que podrían ocasionarles un mayor
nivel de estrés.
Otro factor a tener en cuenta son los dolores o
malestares como así también los programas televisivos violentos.
Los chicos de corta edad al no diferenciar los
sueños de la realidad suelen alterarse mas, esto va cediendo en la medida que
crecen y logran entender e identificarlos como tales.
Lo ideal en esos momentos sería contenerlos,
hacerles compañía, tranquilizarlos y distraerlos, llevarlos a la calma para que
puedan conciliar nuevamente el sueño. Luego durante el día dialogar sobre lo
sucedido para indagar si algo vivido los ha inquietado, para que paulatinamente
logren identificar que les pasó y a futuro puedan enfrentarlo con naturalidad
sintiéndose seguros de si mismos.
Es importante sostener una rutina antes de dormir,
eso les brinda un marco contenedor. Adelantarles que se acerca la hora del
sueño, que vayan terminando de hacer lo que están haciendo y darles ese tiempo
de cierre con alguna actividad tranquila es fundamental para que todo se vaya acomodando
en calma y no se realice de manera abrupta.
Ponerles el pijama, si es necesario, brindarles un
baño antes (es un buen relax y en muchos casos ayuda), acostarlos, leerles un
libro (la elección del mismo es trascendental para que no se sientan luego
acosados en el sueño), cantarles y despedirse con un beso apagando la luz o bien dejando una
pequeña lámpara encendida.
Para tener en cuenta….
Lo relevante para acompañarlos en esta etapa sería:
- Evitar que se exciten antes de acostarse tanto
física como mentalmente, intentar que se encuentren lo más relajados posible.
-Que logre descansar las horas necesarias y
suficientes.
-Reafianzar las rutinas antes de ir a dormir para
que las mismas le brinden seguridad y confianza.
-Intentar que el niño no duerma en la cama con Uds.
Acompañarlo para que se sienta cuidado, seguro y contenido en su propio
espacio.
-Hablar con ellos antes de despedirse garantizando
que todo va a estar bien y que no hay nada de que temer.
-Conversar durante el día sobre el tema para obtener
información, saber y entender cuales son sus temores, miedos y en torno a que
giran sus sueños.
Por último…
Enseñarles a combatir sus temores es un gran desafío
pero podemos acompañarlos e indicarles el camino, para que aprendan a manejarlos
despojándose de ellos generando así un mayor bienestar.
Miriam GoldsteinProf. de Nivel Inicial
No hay comentarios:
Publicar un comentario